Ante los fenómenos meteorológicos adversos, o simplemente anómalos, frecuente acusamos al clima de estar loco, y hasta es muy probable que lo esté, pero sin embargo no nos damos cuenta de que tal vez le hemos vuelto loco nosotros, con nuestras continuas agresiones; en ese sentido, en la imagen anterior, el único que parece haberse [&hellip
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